Por:
Mauricio García
Belleza, sensualidad y dulzura son los adjetivos que componen “al
personaje de Marilyn Monroe”. Hoy luego de 50 años desde su partida, el arte
que la llevó a lo más alto de la fama mundial recoge un fragmento de su vida en
la película: My Week with Marilyn. Un film sin dudas rico por las diferentes
historias que se cuentan, pero también por dejar al descubierto a la industria
del cine más grande del mundo: Hollywood, máquina creadora de personajes. Esto queda
claro en el transcurso de las escenas ya que en muchos de los momentos se puede
observar a una Marilyn presionada, forzada e incluso hostigada por las miradas
de los demás. Pero eso no importaba, ella no importaba, su belleza era igual a
dinero, sexo y fama.
Lejos de las luces, flashes
y autógrafos ella podía ser Norma Jeane
Mortenson. Una mujer como una historia particular también: una infancia
huérfana de padres, inestabilidad familiar y falta de afecto. Por ello, como se
puede apreciar en la película, Marilyn buscaba despojarse del personaje que
habían construido en ella y obtener esa tranquilidad que a ella le faltaba; a
pesar, que al obtenerla inmediatamente también recordaba que su mundo era estar
frente a una cámara, poder vivir. La actuación, el baile, el canto eran sus
grandes paciones y no podía vivir sin ellos. Aunque éstos aún no estaban
preparados o no entendía su forma de interpretar. La chica del lunar sobre su
labio era espontánea, al momento de hacer lo que le gustaba, y es por eso que le
costaba tanto hacer las cosas como sus productores se lo indicaban. Sin embargo,
al final lograba combinar estas dos —espontaneidad y reglas de los productores—
y el resultado era sin precedentes.
La sex symbol americana de los años 50 pone en
manifiesto algo que sucede muchas veces en la vida de personajes famosos: la
existencia de dos personajes en la vida de una sola persona. Esto muchas veces
ha generado la muerte — como en el caso de Marilyn o Amy Winehouse, pues es un
peso difícil de llevar: no es nada fácil convertirte en un holograma deseado
por todos, con el costo de dejar de ser tú mismo. Marilyn se aferró a los somníferos
y Amy a las drogas— entre otros conocidos casos—, todo esto para evadir esa realidad que en el fondo les hace daño, pero que es
imposible de evitar. No pueden vivir sin ella, con sus excesos y sus carecían.
Esto no es exclusivo de personajes famoso. Todos
muchas veces hemos asumido un personaje para una determinada ocasión, esa
experiencia puede ser incómoda en la mayoría de los casos; si eso se forma
una constante, como en el en caso de las artistas, antes comentadas, los
resultados suelen ser muchas veces lamentables. En la actualidad, miles de
campañas en busca de concientizar las personas del hecho de ser autenticas y con una
personalidad definida, nacen todos los días en contraparte al mundo actual: bipolar y cambiante.
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